¿Por qué narices no se vende mi libro?

¿POR QUÉ NARICES NO SE VENDE MI LIBRO?

Llevo poco tiempo en esto de publicar y vender. Mis números no son buenos ni de lejos. Pero sí me ha servido este periodo para encontrar ciertos fallos, inseguridades o expectativas rotas.

    Por supuesto, este pequeño análisis lo saco de mi experiencia personal y de ciertos datos que he recabado de otros autores, muchos de ellos de confianza. Por ello, es muy posible que a ti no te afecten, o solo te reconozcas en algún punto. Espero que así sea, y que tú sí lo hayas hecho bien.

    Antes de comenzar he de hacer una advertencia: hay algunos puntos que pueden herir ciertas sensibilidades. No es mi intención ofender, pero tampoco esconder si lo que quiero es hacer un análisis —aunque sea basado en mi experiencia—. Comencemos.

 

PRIMERA CAUSA. TU LIBRO NO ES TAN BUENO COMO PIENSAS

Escuece. Suena duro, aunque es una causa probable. Evidentemente a nadie le gusta estudiar para un diez y que la nota se quede en un cinco, o suspenda, pero es así, y no significa que se hayan alineado los planetas para joderte ni que el profe te tenga manía.

    Has trabajado duro. Duro no, durísimo. Le has dedicado horas y horas, no solo a la historia, sino a la corrección, maquetación… ¡Y dinero! Porque también has contratado un corrector, un maquetador, ilustrador y demás. Tus allegados te han dicho que es muy bueno, a ti te encanta. Has contado lo que querías contar y, además, eres objetivo contigo mismo: el libro es bueno de narices.

    Bien, dicen que no hay peor paciente que uno mismo. Igual con los abogados: el peor cliente es uno mismo. Por muy buen abogado que seas —incluso esto es peor— no vas a ver los fallos en tu argumentación: conoces el asunto de primera mano, tienes los conocimientos jurídicos y experiencia. Te voy a contar un secreto: siempre hay fallos, y el peor es no ser consciente de que están ahí, pues no lo vas a tener en cuenta y tu rival sí. Este error debes evitarlo.

    Y como escritor, igual. Leer bibliotecas enteras no te hace escritor. Te ayuda mucho, eso es cierto, pero tienes que pasar por otro trance distinto: escribir, publicar y someterte al juicio del lector.

    Puedes haber leído mil libros, saber escribir en mil idiomas, pero necesitas que alguien, lo más desconocido para ti posible, te diga qué está bien o mal. Sobre todo, lo que esté mal.

    Puede que tu prosa sea digna de elogio, aunque si no consigues que el lector empatice con el personaje o la historia, el libro, en realidad, no es bueno. Y eso no lo marcas tú, sino el lector. Si tienes que explicar tu libro al lector, siento decirte que el libro no está bien.

    ¿Cómo decirlo? Piensa en esa canción de la que te gusta la letra, pero no te acaba de gustar porque bien la voz, bien el ritmo, falla, no te cuadra. Pues eso.

    No seas tu propio médico.

    Entonces, ¿debo dejar de escribir? ¿Es un fracaso? Absolutamente no. Tu libro te ha gustado, luego habrá más gente a la que le guste. Pero tú quieres más, no quedarte en ese círculo cerrado. ¿Qué hacer?

    Pongámonos en situación. Lo normal es que no tengas más remedio que trabajar en otra cosa, dedicando a esto tu ilusión y tiempo libre. Ahora piensa en ese trabajo que sí te da de comer, en ese en el que realmente eres bueno —serás un/a gran escritor/a, pero de momento dejémoslo en que eres «futuro/a gran escritor/a»—.

    Si lo piensas, has dedicado años al estudio de esa profesión. Ha sido duro, has fallado muchas veces, repetir asignaturas, probablemente tus notas no hayan sido todo dieces a pesar de tu esfuerzo. Y saliste al mercado laboral. Cuando empezaste a trabajar de lo que estudiaste, mil y una cosas no entendías o hacías mal. Tenías que repetir, intentar algo nuevo, llevarte broncas y desilusiones.

    Así, poco a poco, te hiciste con unos conocimientos que aplicas a diario, riéndote ahora de los fallos que tenías al empezar. Experiencia lo llaman.

    Pues en esto es lo mismo. Has publicado tu primer, segundo o tercer libro. Realmente estás empezando, por lo que lo más normal es que esos primeros libros, aun cuando los hayas hecho con toda la dedicación y sentimiento, tengan errores que no vas a cometer en los siguientes. No tiene por qué ser en ortografía, datos o historia, sino en que no has sabido captar al público, por ejemplo. Mejorarás y lo verás en la reacción del lector. Y, cuando vuelvas después de un tiempo a leer tus propios libros, seguro que sabrás qué es lo que le faltaba y qué es lo que sobraba.

    Por supuesto, siempre hay fenómenos, gente sin par que es capaz de hacer de su primer libro una obra consagrada y que vende a espuertas o que, por el contrario, tampoco tenga venta. Bien, serán otros problemas y no este.

    Pero seamos un poco humildes, lo más probable es que nos falte experiencia.

    «Que no, que mi libro es bueno», vale, puede que sea alguna de las siguientes causas. Vamos a verlas.

 

SEGUNDA CAUSA. EL MOMENTO

Sí, así es. Parece mentira, pero es una verdad como un templo. Nos movemos por modas, en uno u otro aspecto, y tú también caes. Piensa en ropa, música, cine, y aunque la literatura pueda considerarse algo más íntimo, también caemos en esas modas.

    Bigote, barba, afeitado, trenzas, rapado, piercings, tatoos, pantalones campana, ajustados, de licra, vaqueros, camisas anchas… ¿Música? Lo mismo. Ahora lo que se escucha es reguetón —desconozco el motivo—, hace unos años ritmos caribeños (no reguetón), antes música bakalao, indie, pop, heavy, rock… Cierto, todos los ritmos siempre han tenido sus acólitos, aunque reconozcamos que en grupos mucho más reducidos según la temporada. Hoy en día es más difícil sacar tu grupo heavy que en los años 80. Sin embargo, si intentas sacar temas reguetón, tienes muchas más posibilidades.

    Con el cine pasa lo mismo. A partir de 2008 hubo un boom de superhéroes en la pantalla. Todo era superhéroes. Hoy hay, pero cada vez menos, y cada vez con menos interés. Unos años antes, salvo honrosas excepciones, esas pelis pasaban con más pena que gloria.

    Ha habido títulos que fueron un fracaso en taquilla, pero que con los años se han considerado de culto, como «La princesa prometida» o «Dune». No era su momento.

    Que sí, que siempre tendrás tu público y todo eso. Pero vamos a ser otra vez realistas: cuando empiezas no tienes ese hueco entre los fanáticos y puristas del género, y aprovechar el tirón, como que nunca viene mal.

    En definitiva, es posible que tu libro, aun siendo bueno de verdad, con muy buen marketing, esté en un momento que no es el suyo. Si la gente busca lo que está de moda —recordemos cómo se puso el tema editorial cuando apareció en cines «Los juegos del hambre», que llevó a miles de estanterías cientos de títulos distópicos que antes jamás hubieran pisado su balda— y tu libro no es de dicha temática, lo vas a tener muy complicado. Ojo, no imposible, solo que más complicado.

    Esto no es culpa tuya, sino que es un mal externo. Bueno, si piensas solo en vender, sí es culpa tuya por no centrarte en lo que está de moda; pero si lo que quieres es vender lo que te gusta y esto no es la moda, no sufras, llegará tu momento. Ten en cuenta que, por suerte o por desgracia, vivimos una época en la que todo cambia al momento; las modas, también. Eso sí, no pierdas la oportunidad, estate atento, porque esa oportunidad también será fugaz.

    No desistas, sigue disfrutando de la escritura, aprendiendo y mejorando. Puede que la próxima moda sea la que te afecte, incluso que no te haga falta porque ya eres reconocido en el género gracias al trabajo dedicado durante ese tiempo.

 

TERCERA CAUSA. NO SE VE TU OBRA

Demos por hecho que la primera causa no es la tuya. La segunda tampoco. ¡Fenómeno! ¿Entonces? Pues varias pueden ser las causantes. En esta tercera expongo que, en realidad, tu obra no llega al lector. Así, por muy bueno que sea tu libro, el resultado es el mismo que si fuese malo.

    Te has metido en internet, en Amazon, en redes para poder vender. Efectivamente, gracias a la globalización tienes un mercado potencial de ocho mil millones de personas. Jamás en la historia han sido tan buenos números, tantas posibilidades reales.

    Pero, también por culpa de la globalización, tienes ocho mil millones de competidores en potencia. Tampoco jamás en la historia hubo tantos.

    Pasemos por alto que la sociedad actual leer, lo que se dice leer, no lee. El problema radicará en que tu libro no destaca. Si no destaca, no se ve. Si no se ve, no se sabe que existe. Si no se sabe que existe, pues en realidad es como si no existiese.

    Hemos perdido la bonita costumbre de acudir a la librería, donde el comerciante nos podrá recomendar un título. Si lo que busca ese lector es tu libro, en esa librería se dará el acontecimiento. Se venderá tu libro.

    O lo que es lo mismo, nos fiamos más de las recomendaciones de gente a la que conocemos o a la que le presuponemos unos conocimientos en la materia superiores a los nuestros. Es decir, lo que se llama el «boca a boca» o «boca oreja».

    «Los de las editoriales se venden bien, incluso por redes o Amazon». No perdamos el norte. La editorial ya tiene estudiado su cliente, sabe qué libros gustarán porque han tenido muchos años y libros de prueba. Es un negocio, y como todo negocio, lo mantienen para ganar dinero, de ahí que apuesten por libros que ya saben que van a vender. Eso no significa que el libro que no cojan sea malo, sino que no quieren arriesgar —normal, ellos ponen el dinero y no lo quieren perder—. Sería algo parecido a esto:

    Imagina una tienda de productos de alimentación fitness, de esos de musculación, proteínas y demás. Difícilmente verás botellas de dos litros de Coca-Cola o cajas de Donuts. ¿No son rentables esos productos? Por supuesto, y seguro que más que los que ellos venden. Pero ese no es su negocio, de hecho, es todo lo contrario.

    Con la editorial, igual. Si no es lo que tienen claro que les genera beneficio, no se arriesgarán, pero eso no quiere decir que tu libro no valga, es que no ha ido al lugar adecuado. No se ha visto.

    ¿Qué hacer? Por supuesto, te diría que contactes con algún profesional del marketing. Ellos sabrán cómo hacerlo. Yo te recomendaría, además, que fueses a tantos eventos como puedas, a presentar tu libro, que se te vea. Busca eventos afines al género de tus libros. ¿No vendes? No pasa nada, se te está viendo, es directo, persona a persona, no una foto de tu novela en la sección de Amazon. Puedes marcar a ese posible nuevo lector solo con una charla amable, una recomendación o dándole tu información para más tarde.

    Habla con los libreros, háblales de tu libro, haz presentaciones allí. Recuerda, él vive de vender libros, conoce los gustos de la gente que frecuenta esos sitios y tiene mucho conocimiento del tema. Es un gran aliado, os podéis ayudar mutuamente.

    Aprovecha esos momentos al tiempo que sigues aprendiendo, para crecer mejor y más rápido.

    Y sí, sigue en redes. El mundo está ahí, nos guste o no. Intenta hacerte notar. No tengas miedo a promocionarte constantemente: es tu cuenta, es tu interés y no obligas a nadie a verte.

 

CUARTA CAUSA. EL PRECIO

Te ha costado una pasta hacer tu precioso libro. Merece, sin duda, el precio que le pongas ¡o más! No quieres abusar, pasarte ni quedarte corto. Buscas títulos similares, con un número parecido de páginas, maquetación y demás para ajustar tu precio. Y te sale por unos 18/20 € PVP. Con los escasos beneficios, tardarás un poco en recuperar la inversión. Pero no llegan los pedidos. ¿Por qué? ¿Por qué a otros sí les funciona y a ti no?

    Varios factores, claro. Puede que el autor, aunque tú no lo conozcas, ya tenga su público. O que te hayas fijado en los que más venden, aquellos que, aunque suban un poco, seguirán teniendo ventas.

    Está bien ese planteamiento, es el de un empresario. Pero tienes que pensar también como consumidor. ¿Cuántos libros a 18/20€ compras a la semana? Y en caso de que pudieses comprarte dos al mes, por ejemplo, ¿buscarías a un autor desconocido o comprarías un libro del que conozcas ya al autor? ¿No buscarías uno que te haya recomendado alguien de tu confianza? ¿Te harías esas preguntas si te llamase un libro de un desconocido y este costase 6 u 8 euros? Vale, es poco. ¿Tendrías tantas dudas si ese libro costase 9,99€?

    Por supuesto, siempre está la opción de vender e-book, aunque tendrás que vender entre cuatro y cinco veces más que libros en papel. Si se te hacía complicado vender trescientos o quinientos, tener que vender mil quinientos o dos mil es mucho.

    Una de las figuras básicas de la economía es una tabla donde la línea de la demanda se cruza con la de la oferta (grosso modo). Influyen muchos factores (número de lectores, capacidad económica, número de libros ofertados…), pero quizá, con un precio competitivo consigas más ventas, y esas ventas te generen más beneficio que si pones un precio más elevado, conllevando menos ventas.

    ¿Una locura? Piensa en un chupachups, o chicles. La inversión en maquinaria, materia prima, material adicional (fundas, palito, las cajas), fórmulas, plantilla, transporte… harían que te planteases un precio de salida muy superior al que tienen. Pero eso no les traería ventas, así que, por mucho beneficio que le sacases a cada unidad, sería tu ruina. Un precio asequible a las posibilidades económicas de tu objetivo, que no le resulte un gasto o que tenga que decidir entre tu producto u otro, y ya tienes a chupachups con fábricas en China (ojo, que a un chupachups por persona al día, suponen mil trescientos millones de chupachups al día).

    Pues aquí es lo mismo. Si tu público es adolescente, un libro de 20€ es un pastizal.    Ya tiene que quererlo mucho —y eso será por influencia de marketing y de amigos para poder hablar de él— para escogerlo. Si es algo mayor, posiblemente prefiera gastar esos 20€ en salir a cenar con los amigos, o irse de fiesta —lo normal a esa edad—. Y si es adulto, por lo general, no está para gastar el dinero en algo que no sabe si le va a gustar. Ya sabe lo que cuesta ganarse el dinero, suele ser más selectivo —antes pedía un whisky y ahora pide «tres dedos de JB, con un cubito, y el refresco ya me lo echo yo»—. Si les das un precio que sea muy ajustado, al final tendrás más posibilidades de que caigan como caen todos en Aliexpress o Shein —sus ventas van por el precio, en realidad—. No lo verán como un gasto, sino como un capricho asumible aun cuando no le termine de cuadrar.

    Piénsalo, dale unas vueltas. Estaré equivocado, no te digo que no, pero dale un par de vueltas antes de descartarlo.

 

QUINTA CAUSA. HACES LO MISMO QUE YO

Todas las anteriores las comento porque las he cometido. Y no son todas, sino las que he podido identificar. Me quedarán cientos más por descubrir. Si haces lo mismo que yo, estás perdido.

    Sí, te lo vas a pasar en grande, vas a disfrutar escribiendo, conociendo a magníficas personas que son, incluso, mejores escritores. Pero si quieres rentabilizar ese esfuerzo, solo te puedo decir que no hagas lo que yo hago.

    No te voy a dar trucos ni consejos para hacerlo bien, porque no los sé. Te puedo decir solo en lo que yo, tras poco más de un año, he visto en lo que he fallado de cara a vender —de cara a cómo escribir podría hacer una enciclopedia—.

    Así que, espero que te sirva; que si estás haciendo algo como yo, lo cambies cuanto antes. Igualmente espero que te vaya estupendamente bien y, no solo que me lo cuentes, sino que compartas tú también tu experiencia para que todos aprendamos.

    No somos competencia. Tienes la oportunidad de estar en las manos de un lector gracias a que otros escritores antes despertaron el amor por la lectura con sus libros.


 

 

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